viernes, 25 de febrero de 2011

RESPUESTA A ALMA PATRICIA JIMÉNEZ SOBRE APORTACIÓN CAP. 101

"EL CRISTIANO NO HACE EL DIÁLOGO, ES EL DIÁLOGO EL QUE HACE AL CRISTIANO". (Paulo VI)

MI RESPUESTA A ALMA PATRICIA JIMÈNEZ DE ROJI POR SU BELLO COMENTARIO AL CAPÌTULO 10

GRACIAS A ALMA PATRICIA JIMÈNEZ DE ROJÌ POR SU profundo y bello comentario sobre el capìtulo X, Se nota como todo lo relacionado con Marìa nos llega profundamente a todos pero muy especialmente a las mujeres, para quien es un modelo a seguir en nuestro de seguir a Jesùs, ya que ella, como nadie màs, lo amò y tuvo fè en su misiòn a pesar de todos los peligros que èsto tenìa para su hijo, què difícil es para una madre saber respetar la vocaciòn de su hijo y verlo morir a una edad tan temprana y cuando contaba con toda la salud fìsica, psicològica y espiritual de un ser humano excepcional. Yo creo, como dice Alma que la veneraciòn a Marìa estriba en lo que ella fuè como persona, como mujer, como esposa, pero sobre todo, como madre que, junto con su padre educò a tal hijo. Pero creo, a diferencia de Alma, para venerar a Marìa su tìtulo de “Madre de Jesùs” que es el ùnico tìtulo que tiene un origen evangèlico, ES MÀS QUE SUFICIENTE para amarla y admirarla. El tìtulo que se le diò de Madre de Dios no es evangèlico, es eclesiàstico, es dado a ella por la Iglesia y èsto ha sido causa de divisiòn desde la proclamación del dogma, los demàs dogmas marianos tambièn han dificultado no solo el ecumenismo sino el que la Iglesia le de un trato digno a las mujeres respetàndolas como seres dignos de tomar parte en la vida de la Iglesia y de asumir cualquier cargo que se requiera en ella.




Respecto al cuidado de Juan a la muerte de Jesús no sòlo es una interpretación de un mundo machista como dice Alma sino que es solo eso, una interpretación de una experiencia interna que tuvo el Evangelista y que la plasmò en un relato totalmente simbòlico ya que los exegetas nos dicen que Jesùs no pudo haber emitido palabras en la cruz, posiblemente solo un gran grito. Pero Marìa es nuestra Madre porque su maternidad rebasa cualquier otra al haber formado a ese Hijo que nos lleva al Padre directamente, por lo cual no veo necesaria la intervención de ella pero sì la necesidad de imitarla, de conocerla, de platicar con ella como con la mejor amiga que sè que me entiende y que tambièn ella, como su Hijo, diariamente me toma de la mano para que juntas caminemos hacia nuestro “Abbà”.

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