martes, 26 de octubre de 2010

"EL CRISTIANO NO HACE EL DIÁLOGO, ES EL DIÁLOGO EL QUE HACE AL CRISTIANO". (Paulo VI)
Capitulo 6
Perro guardian en la santa casa de la tradición.
La Jerarquía.
Alma Jiménez
Mi opinión sobre la jerarquía de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana:
Estoy de acuerdo en que todo grupo de personas necesita de una jerarquía, llamese gobierno, autoridad, superiores, jefes, lideres, padres, etc.
Porque un lider supone alguien que conoce mejor el camino y que nos conduce a la meta.
Y el que vaya adelante no presupone que sea infalible, sino que cree conocer la mejor forma de lograrlo, con mayor experiencia, conocimiento o inspiración.
Pero todo ser humano puede cambiar de opinión, reconocer sus errores, aprender o ser mejor, incluso Jesús en su vida pública cambio su opinión con respecto a los samaritanos, las mujeres, los pecadores, manteniendo una mente abierta al cambio.
Una vida no puede jusgarse sino hasta que la persona muere, pues durante su vida puede cambiar, su manera de pensar actuar y sentir.
Quien me conoció de niña no puede pretender conocerme si no me trata ahora a mis 50 años,porque yo voy aprendiendo, cambiando mi modo de pensar y teniendo diferentes vivencias, no es logico que yo mantenga toda mi vida sin ningun cambio de opinion o sin verme afectada por mi entorno, si fuera así sería falso, inmaduro, inconciente, por eso no puedo entender una Iglesia con una forma de pensar de hace siglos.
Como puedo acercarme a hablar en la misma forma en el siglo I, XIII o XXI cuando no vivimos con las mismas ideas, experiencias o problemas, los cambios de acceso a cultura , inventos , tecnología, nos hacer tener otro enfoque de vida.
Si la jerarquía de la Iglesia sigue justificando su derecho de poner normas solo en una autoridad arbitrarea que respalda con designos de Dios y no con ejemplo de vida, solo pierde credivilidad y adeptos.
En mi caso he dejado de precuparme por seguir muchas de las reglas impuesta por conciderar que no van de acuerdo con mi forma de ver la vida, y no pierdo el sueño con amenazas o cargos de conciencia, porque concidero que si tengo conciencia mi responsabilidad es prepararme y ser responsable de mis actos, no seguir como borrego sin pensar en lo que hago.
Algunos ritos los veo como una ceremonia culturalmente agradable que me remonta a otra eepoca, pero que no es escencial para mostrarme un camino a ser mejor persona o a acermarme más a Dios y en ocaciones hay inclusive opiniones y actos que siento muy distantes a seguir el camino de vida de Jesús.
Creo para mi importante rescatar de la Iglesia todo aquello que me haga ser mejor cada día y acercarme más a Dios y a mis semejantes y busco en la jerrquía un ejemplo a seguir con el maximo ejemplo de vida que es Jesús.
También encuentro ejemplo en las Sagradas escrituras y la tradición, pero necesito un testimonio de vida que para mi sea coerente y lo que no siento autentico o siento manipulador lo rechaso, sin preocuparme de las amenazas en el más alla.
No espero autoridades perfectas, pero si autoridades que se preocupen por guiar a sus feligreses, que esten dispuestos a caminar por delante en la busqueda y con apertura a otras opiniones.
Creo en la inspiración del Espíritu Santo, aunque se que puede inspirarnos a todos, creo que quien continuamente esta cerca de Dios y en oración busca respuestas, encucha más que quien no se esfuerza, también creo que si varios se reunen en oración Dios esta presente y por esto respeto la forma como se elige el Papa, se también que no podemos pretender que los millones de catolicos participemos en una elección del Papa, pero eso no lo hace menos humano, ni infalible o inmune al sentimiento de superioridad o afectado por la adulación y creo que a medida que los sacerdotes escalan en la jerarquía se alejan más de la gente común y sus necesidades y sentimientos, por eso creo que los laicos debemos poder escoger nuestros parrocos, obispos y cardenales.
Todos aquellos que esten cerca de nosotros para que ellos nos conoscan a nosotros y nosotros los sintamos cercanos de ese modo al ir subiendo en la jerarquía sera por el apoyo de sus feligreses.
El respeto que me merecen los sacerdotes se ve afectado cuando quieren imponer criterios sin tenenr conocimiento o preparación en el tema solo por sentirse con un poder otogado por Dios al ser ordenados y no respetar que puede haber laicos con más capacidad de ayudar, como cuando pretenden opinar en politica, relaciones de pareja o familiares sin una verdadera preparación.
La fe en Dios, en el ser humano que fué hecho por Dios a su imagen y semejansa, creer en que todos podemos hacer el bien y que Dios esta siempre con nosotos, la esperanza de un mundo mejor, son el fruto de grandes regalos de la Iglesia Catolica que a traves de los siglos nos ha dado con sus estructuras, pero eso no implica que no puede ser más cercana, más compartida y que puede ayudarme a ser mejor persona y a mantener una fuerza de comunidad unidos en Cristo, no para el cielo sino desde aqui en la tierra.

viernes, 22 de octubre de 2010

COMENTARIO DE ANA LAURA JIMÈNEZ A LA APORTACIÒN DE MA. DE LOURDES JIMÈNEZ SOBRE EL CAPÌTULO VI

"EL CRISTIANO NO HACE EL DIÁLOGO, ES EL DIÁLOGO EL QUE HACE AL CRISTIANO". (Paulo VI)

Después de leer detenidamente la aportación de Luli en relación a este difícil capítulo VI, no puedo menos que recomendarle a todos nuestros integrantes que la lean y sobre todo que capten el espíritu de crítica constructiva, positiva, que habla de un gran amor a la Iglesia y que me hace recordar las palabras de un queridísimo maestro de teología: "DESDE DENTRO Y CON AMOR Y NO DESDE FUERA Y CON ODIO". Esto, sin embargo, no puede ocultar la inconformidad que sentimos especialmente los laicos por la cerrazón que captamos en las autoridades eclesiásticas, cerrazón que nos impide participar, opinar, sugerir, en fin, ni siquiera hablar de nuestras necesidades para que éstas se tomen en cuenta a la hora de tomar decisiones que afectan directamente lo más profundo de nuestro ser, nuestra relación con nuestro principio y fundamento: DIOS. Por tal motivo me permito reproducir los últimos renglones de la participación de Luli, creo que nos puede motivar a todos a seguir en nuestra búsqueda, pero no solamente, a buscar caminos para ser escuchados por nuestra jerarquía, creo yo que antes de que sea demasiado tarde, tomando en cuenta especialmente a las nuevas generaciones que ya no aceptan que se les diga qué hacer sin tomarlos en cuenta. Reproduzco pues el último párrafo de la aportación de Luli que me ha motivado mucho y espero que a ustedes también:
"Creo que grupos como los que se congregan en este sitio, organizados y coordinados por el Instituto Juan XXIII podemos hacer publico y exigir de nuestras autoridades eclesiásticas que tomen en cuenta y hagan participe a sus más altas autoridades en Roma, este urgente reclamo desde las bases para renovar en conjunto (es decir contando con la voz y el voto de los laicos comprometidos), las bases que nos integran y congregan como católicos, revisando desde el dogma, hasta las reglas e instituciones sobre las cuales se funda hoy en dia la doctrina y el magisterio cristiano.

Es indispensable como lo expresara ya otros destacados católicos críticos de la cerrazón jerárquica que vivimos desde la silla de San Pedro en Roma, que se convoque un Concilio lo más pronto posible en el que participen con voz y voto, no solo los Obispos y cardenales de la Iglesia, los representantes de la Curia y del Magisterio Eclesiástico, sino tambien y con representatividad de todas las Iglesias locales en los diversos confines del mundo, católicos laicos que quieren seguir en su Iglesia y comunidad por que la consideran camino efectivo de hacer realidad el Reino de los Cielos que Jesucristo vino a instalar, y en el que tambien participen con su vision y opinion representantes de otras Iglesias y religiones del mundo que puedan aportar su vision de otros caminos validos para llegar y hacer realidad ese Reino de Dios en la tierra y en el Cielo.

Si el cambio no viene de arriba, que se sepa que el cambio ya empezó a soplar y se está forjando desde abajo, desde la comunidad de fieles que no podemos permitir que nuestra Iglesia se desmorone y que utilizaremos todos los caminos disponibles, siempre con el ejemplo de Jesus en mente y actos, para hacer de esta crisis eclesial, una oportunidad de avance y crecimiento de una Iglesia Católica renovada y pujante en amor al prójimo, a la tierra y a la creación, inclusiva, integradora al rededor de la figura histórica de Jesucristo".

jueves, 21 de octubre de 2010

APORTACIÓN DE MA. DE LOURDES JIMÉNEZ AL CAPÍTULO 6

"EL CRISTIANO NO HACE EL DIÁLOGO, ES EL DIÁLOGO EL QUE HACE AL CRISTIANO". (Paulo VI)

MA. DE LOURDES JIMÈNEZ C. DE PADIERNA




Comentarios al Capitulo 06.

Perro guardián en la santa casa de la tradición. La Jerarquía



De todos los capítulos que hasta ahora hemos leido y comentado del P. Lenaers, creo que este ha sido para mi el más complejo y a la vez el mas profundo y controversial, el más difícil de comprender como manterme en la reflexion constructiva del mismo, y no en la critica negativa o apologetica de una jerarquia eclesiástica y tradición, que poco hace por renovar nuestra Iglesia a la que pertenecemos por convicción de que en ella encontramos como seguir el camino de salvación que nos lego Jesus de Nazareth.



Lenears en este apartado cuestiona en mi opinion con profundidad y seriedad, si el sistema jerárquico y de autoridad que hasta la fecha ha venido guardando la Iglesia Católica y Romana puede y debe seguir funcionando para los tiempos actuales como hasta ahora lo hace y se conduce; si la autoridad de la Jerarquia desde el Papa, a los obispos y los demás miembros de la clase sacerdotal y eclesiástica deben seguir dictando en exclusiva, la interpretación del Evangelio y de la Sagrada Escritura, si la doctrina, el magisterio y el dogma cristiano no deben abrirse a una revision urgente, que elimine o deje de un lado principios y criterios que pudieron haber tenido su explicación y justiciaron en otras épocas de la historia del Cristianismo, pero que ahora, están siendo obstáculo de comunicación, entendimiento y comprensión para el cristiano de hoy que busca en la Iglesia mantenerse en el camino de vida que nos marco Jesus de Nazareth.



Pienso que a diferencia de lo que parece indicar el Cuestionario que nos sirve de guia para reflexionar en este capitulo 6 del Libro del P. Leaners, Lenears no está atacando la existencia o subsistencia de la Iglesia como autoridad, ni la necesidad de que haya normas y autoridad, inclusive del dogma, la doctrina y el magisterio, sino lo que está cuestionando es si dichas estructuras como hasta ahora han funcionado y quieren seguir funcionando, van a poder responder a las necesidades que como Iglesia de Cristo exige el pueblo de Dios y la comunidad de fieles, tanto eclesiástica como de laicos, pues es un hecho que hoy como en otros momentos de crisis de la Iglesia, existe un movimiento de inconformidad que viene no solo desde las bases y los grupos de laicos de todos los confines de la tierra, sino tambien de las bases de religiosos y eclesiásticos que piensan que sus autoridades eclesiásticas y jerárquicamente superiores, ya no logran congregar o unificar al pueblo de Dios con su doctrina, magisterio y dogma, poco flexible ante los retos que presenta la vida del cristiano de hoy; que cada vez el mensaje cristiano de los orígenes se aparta mas de la realidad que vive el pueblo de Dios en estos tiempos, que no hay la disposición o capacidad plena y abierta de las estructuras jerárquicas y de las autoridades de la Iglesia Católica, para abrirse a revisar y, si es necesario, redefinir o ajustar las normas, doctrinas y criterios que hoy en dia siguen rigiendo las vidas de los católicos, y que por eso cada vez emigran mas personas de la Iglesia, la abandonan u olvidan sin que se vea un camino claro y de renovación interna que promueva una apertura hacia la auto-revision y ajuste de nuestra institución como Iglesia, y de sus normas, reglas, criterios de autoridad, doctrina, magisterio y enseñanza que nos congrega como católicos del Siglo XXI.



No se explica Lenears como es que existe ceguera de la jerarquia eclesiástica al no abrir sus arcas del conocimiento y experiencia de la institución para revisar lo que debe ser revisable, modificar lo que debe ser modificado y suprimir o eliminar y descartar todo aquello que ya es obsoleto, o no funciona y obstaculiza el seguir siendo cristiano en nuestra epoca. De ahi su lenguaje tan vehemente y apasionado en el trato de los temas de autoridad, jerarquia, doctrina, magisterio y dogma.



La forma en que Lenears hace evidente la urgencia de esta revision y cambio es por medio de una nueva apertura e inclusión por parte de las autoridades de Roma, del Papa y de los obispos para dar mayor participación e injerencia en la definición de reglas que norman a nuestra Iglesia, y que se deben gestar desde las comunidades locales, representadas por sus mediadores y gestores mas representativos y aprobados por esa comunidad y no por personas impuestas desde afuera, y en general un mayor dialogo e inter-accion de toda la comunidad de fieles, tanto eclesiásticos como de laicos comprometidos para ser oídos y colaborar en la definición de rumbos y cambios que deba tomar nuestra Iglesia para unir fuerzas y luchar por que de esta revisión renazca y resurja una nueva Iglesia mas fortalecida y preparada para los retos de la vida del Siglo XXI..





De esta forma no es una critica la que hace Lenears para acabar con la Iglesia, desconocer al Papa o a sus obispos como autoridad, y buscar nuevos interlocutores que congreguen al pueblo de Dios. Sino que lo que propone es analizar y revisar el establecimiento mismo de la Institución como Iglesia de Dios, al preguntarse sobre la fundamentacion y autoridad con la que la Jeraquia Eclesiástica, empezando por el Papa, sus Obispos y demas clérigos, siguen queriendo ser los unicos que pueden interpretar o expedir los criterios de doctrina y de la enseñanza cristiana, imponiendolos como dogma inamovible e irrenunciable. Ya no se puede seguir manteniendo instituciones rigidas e inamovibles, sino que es indispensable escudriñar y revisar, airear y remover todas las piedras y ladrillos que sostienen el edificio de la Iglesia, no para desmantelarla, sino para fortalecerla y engrandecerla desde los simientos y entrañas, dejando atras todo aquello que ya no congrega y abraza al pueblo de Dios, se trata de volver a una doctrina y enseñanaza que nos muestre y conecte mejor con la experiencia fundante de la vida, muerte y resurreccion de Jesucristo.



Expresiones como las que a continuación incluyo, me marcan la pauta para darle esta interpretación critico propositiva y no critico destructiva de Lenears en este capitulo 6:



- Hablando de la Jerarquía Eclesiástica dice "Por lo general esa autoridad dicta decretos y actua con las mejores intensiones, porque solo busca el bien del pueblo cristiano pero esto no implica que sus ordenanzas vayan a servir siempre efectivamente a ese bien, pues también pueden dañarlo" (p.65)



- En relación con la expresión del Espíritu en la enseñanza de la Iglesia, dice "Felizmente el Espíritu no cesa de hablar y de revelarse a si mismo y así se aclara poco a poco el resultado. En el curso de la historia de la salvación vamos ganando en veracidad. Pero este proceso no termina nunca y el resultado está siempre abierto para recibir aportes que lo mejoren. Dentro de la Iglesia nadie tiene la propiedad exclusiva de la verdad" (p.73)



- En relación con el dogma de fe dice "Los dogmas son cosas útiles. Son como las piedras que marcan el largo camino de la tradición y muestran el trecho ya andado". (p.74)



-Y más adelante añade "Las señales del camino no cayeron prefabricadas desde el cielo, fueron manos humanas las que las colocaron. Son obra humana. En la historia de la Iglesia la mayor parte de las veces fueron el resultado de un trabajo intenso de búsqueda, reflexión y discusión por parte de obispos, quienes decidieron definitivamente y sin consultar al pueblo de la Iglesia lo que (a sus ojos) los creyentes debían afirmar o negar para estar en la fe verdadera." (p75)



- Por ultimo tratándose del dogma de "Fuera de la Iglesia no hay salvación" dice "Esta declaración habla más bien del espíritu de un tiempo intolerante que podía imaginar a un Dios igualmente intolerante. Pues medio milenio más tarde cuando la modernidad modificó las ideas de tolerancia e intolerancia, la gran mayoría de los obispos del Concilio Vaticano II declaró justamente lo contrario, y esto, con la misma solemnidad y, por consiguiente tan inspirados por el Espíritu Santo como los anteriores" (p. 76)



Con lo anterior pretendo señalar como es que, si bien este capitulo 6 del Libro de Lenears, discute a profundidad y cuestiona la legitimidad que tiene hoy en dia la Autoridad Eclesiástica, en todos sus niveles jerárquicos, para dictar e imponer su doctrina y magisterio, a un pueblo de fieles que ya no está dispuesto a aceptarlo sin confrontarlo con su realidad, sin tener un decir en su formulación e imposición, y que exigen que toda la normatividad y reglas que antes permitieron tener a la Iglesia unida y extender su ejemplo por toda la tierra, hoy deba re-visitarse y ajustarse para ser un camino de autentica vida cristiana y evangelica, y que si ello implica tocar el dogma, o inclusive, cambiarlo y modificarlo por otra norma que si refleje ese espíritu autentico cristiano que es el que Jesus de Nazareth nos vino a legar con su vida, muerte y resurrección, pues entonces habrá que tocarlo y cambiarlo, para crear uno nuevo, que pueda después revisarse a la luz de los nuevos tiempos. Entonces a mi gusto lo que Lenears hace patente es que hay que abrir las ventanas de nuestra Iglesia y de toda su estructura interna y jerárquica, para recibir y captar lo que los nuevos tiempos nos demandan, hay que renovar nuestra Iglesia como institución humana, repensar y redefinir la doctrina y el magisterio, flexibilizar la organización y admitir la participación de los fieles laicos y nutrirse del contacto con otras religiones y creencias, para vivificar a la Iglesia, privilegiando siempre la experiencia fundante de Jesus.



Octubre 21, 2010

lunes, 18 de octubre de 2010

APORTACIÓN DE ELISA ZEEAVERT AL CAPÍTULO VI

"EL CRISTIANO NO HACE EL DIÁLOGO, ES EL DIÁLOGO EL QUE HACE AL CRISTIANO". (Paulo VI)

COMENTARIOS AL CAPITULO VI LA JERARQUIA


Este capítulo, me remonta a la persona de Jesús y su mensaje., en donde se define el inicio de una nueva Era. El establecimiento de una nueva forma de vivir, conforme a los valores de justicia, verdad, de libertad, de hermandad.

Cada comunidad de los seguidores de Cristo, representaban células vivas que empezaron a darle vida a toda la estructura, que más tarde conformaría La Iglesia,

Fue indispensable crear una estructura organizativa, que le empezara a dar forma ordenada a la Iglesia. Inclusive, Jesús previó esta fase al darle a Pedro, la tarea de ser cabeza de la Iglesia en la tierra.

La historia, nos lleva a analizar el proceso de crecimiento y también de retroceso a la que hemos estado sujetos.

Hoy , el panorama se ve distinto, la Jerarquía pretende imponer mandatos, sin tomar en cuenta las miles de comunidades de Iglesia, que debido a las circunstancias, necesidades que viven, no encuentran que estas ordenanzas, congruencia con la realidad.

En cada uno de estos grupos, el Espirítu de Dios los anima a seguir adelante a pesar de su distanciamiento con la Jerarquía, en otros casos, se ha buscado caminos distintos que los lleven a vivir plenamente su espiritualidad.

Se necesita una Jerarquía con espíritu democrático, donde en cada templo se les permita participar activamente en las necesidades de sus fieles, se reconozca que todos somos miembros activos de la iglesia y formamos parte de el Cuerpo Místico de Jesús.

Desgraciadamente no sólo las autoridades eclesiales han mantenido la comunicación en un solo sentido, sino también los laicos, hemos asumido una posición muy cómoda donde no queremos intervenir, ni opinar sobre nuestro propio sentir, porque ésto significa compromiso, con nuestra Fe.

Fe da lugar acción, la acción al amor, y el amor al servicio.

Sin embargo, el mundo está sufriendo cambios importantes, muchas instituciones han perdido credibilidad, entre ellas la eclesiástica, es urgente, saber que este Sueño de Jesús, se puede hacer realidad en el Hoy y en el Ahora.

, Nuestro Creador tiene un Plan, y creo que ha llegado el momento de ponernos a trabajar juntos, a voltear la estructura y poner arriba las comunidades y sus necesidades y la Jerarquía desarrolle su tarea de Servicio, tal como el Señor lo manifestó-

Las celebraciones eucarísticas son lugares de reunión donde vivimos la fuerza del Espíritu, que nos impulsa a luchar contra los desafíos del mundo actual,

No sé cómo se lleguen a estos cambios, pero no estamos solos, Dios es AQUEL QUE HACE QUE TODO SEA POSIBLE.¡

viernes, 15 de octubre de 2010

APORTACIÓN DE LOURDES ADÁN AL CAPÍTULO 15

"EL CRISTIANO NO HACE EL DIÁLOGO, ES EL DIÁLOGO EL QUE HACE AL CRISTIANO". (Paulo VI)

EUCARISTÍA

Pan, esencial para la vida.
Vino, esencial para el amor.
Pan y vino,
obra de de Dios
obra del hombre.
En ambos, amor y servicio.
En ambos, esfuerzo y sudor.
Jesús es pan,
Jesús es vino,
porque en El hay
amor y servicio,
esfuerzo y sudor.
Comemos pan,
bebemos vino,
en su memoria.
¿Seré capaz
de transformar
el Pna y el Vino de Jesús
en amor y servicio,
esfuerzo y sudor?

APORTACIÓN DE ANA LAURA JIMÉNEZ C. AL CAPÍTULO 5

"EL CRISTIANO NO HACE EL DIÁLOGO, ES EL DIÁLOGO EL QUE HACE AL CRISTIANO". (Paulo VI)

MI APORTACIÓN AL CAPÍTULO 5


Todo lo que explica Lenaers respecto a la fuente de la fe, en una primera etapa la Escritura y en una segunda la Tradición con todos sus elementos, así como la definición de Tradición como el “el cordón umbilical que conecta nuestra fe de hoy con la de los primeros testigos” según yo entiendo, está referido no a la experiencia propiamente de “fe”, no a un acontecer espiritual, sino a creencias que hoy pueden ser más bien un obstáculo para un desarrollo sano espiritual y una fé adulta, propia de nuestro tiempo.

El cristianismo, entendido tradicionalmente, precisa ligarse a creencias. El cristianismo con creencias cree que la Escritura dice y que la Tradición confirma que existe un Dios, como entidad, que es fuente de todo lo que hay y que existe como distinto del mundo y del hombre; cree que existe un principio no mortal en el hombre y que el cuerpo mortal resucitará el último día; cree que el mundo es distinto de Dios y del hombre y que es el lugar donde debe desarrollarse el drama humano.

En esta versión, basada en creencias, el camino espiritual es conocer a Dios y amarle hasta conseguir, por su gracia, en la iniciativa de Dios en Jesucristo, la unidad con Dios por el amor. Cuando se recibe ese conocimiento y amor, ya no hay más muerte, porque incluso los que mueren “mueren en el Señor” y resucitarán en Él.

Esta forma de cristianismo, que es la tradicional y habitual, no puede darse sin la creencia y una creencia en versión teísta. Sin embargo, esta fe basada en creencias puede convertir a la religión en un sistema de poder y quienes controlan ese poder es precisamente de las creencias de donde sacan el poder. Y el poder que dan las creencias es mayor que cualquier otro poder. Y es que este poder es capaz de penetrar donde no puede alcanzar ningún otro poder: en las conciencias. Todos los poderes de la historia han intentado penetrar en las conciencias pero sin tener de su parte la religión basada en creencias, les ha faltado la capacidad de hacerlo. Los gestores de la religión, los gestores del poder de las creencias, los pontífices, los príncipes de las Iglesias, han controlado el mayor poder de la tierra. La religión como sistema de creencias es un sistema de poder que somete, pero que necesita del poder para someter.

Sin embargo, para muchos hombres de nuestra sociedad, que pertenecen a una cultura científica, tecnológica y de cambio continuo, este cristianismo basado en creencias, ya no es viable porque requiere creer y la estructura cultural actual o dificulta la creencia o la impide.

Yo creo por tanto que el cristianismo para el hombre y la mujer modernos, puede ser uno sin creencias que estorban en el desarrollo de una auténtica fé, es decir, un cristianismo que no necesite creer en que la fe consiste en creer lo que nos dice literalmente la Escritura y que se nos ha transmitido mediante la “verdad inequívoca que tienen las palabras de la Tradición”, es decir, que exista Dios como una entidad real y distinta; que hay que creer en el alma humana inmortal; en la resurrección; en un mundo como distinto del hombre y de Dios, en un nivel natural y otro sobrenatural.

Un cristianismo para nuestra sociedad de cambio contínuo no necesita ninguna de esas creencias si puede comprender la unidad radical de todo lo que existe. Sumergiéndonos en el silencio del yo profundo se puede emprender el camino interior sin tener que suponer la creencia en Dios, en el alma inmortal, en la resurrección y sin tener que creer que hemos venido a este mundo como a un campo de pruebas.

Jesús, en este paradigma de cristianismo, no es el Maestro de Doctrina sino el Maestro del camino interior, el Maestro de otra dimensión del existir, una dimensión absoluta que se revela en Él mismo. El camino a recorrer es llegar a reconocer la unidad absoluta de todo. Para reconocer esa unidad se ha de llegar a comprender que tanto el yo como el mundo o incluso la figura de Dios son construcción, una ilusión, una ignorancia del mundo de la dualidad. Lo que realmente hay es la Unidad en la no dualidad. Para mí, el acceso a esa unidad lo tengo gracias al Maestro Jesús que, en su persona, pone frente a mí esa unidad y realidad absoluta para que por Él la reconozca en mí mismo. Para otros habrá otros Maestros que también los conduzcan a tal unidad. Y es que esa suprema unidad puede adquirir, para un humano, rasgos antropomórficos, aunque en sí no los tenga. Sabré entonces que esos rasgos del Único son sólo en relación a mí; pero sabré también que, aunque no existan tal como los veo y siento, no son pura ficción e ilusión mía; tiene un fundamento real que hace que yo, sin creencias, pueda acogerlos sin reservas.

Tomando en cuenta lo anterior, la revelación de Jesús, como la de todos los grandes maestros del espíritu, es una revelación pero indecible. La consecuencia de esa revelación es un conocimiento y un sentir, pero silencioso, porque desborda por completo nuestras limitadas posibilidades de decir y representar. La revelación es una revelación sutil; y nuestra noticia de esa revelación es un conocer que no requiere de palabras del diccionario.

Esa fue la gran experiencia de los discípulos con Jesús. Para transmitirnos esa experiencia no pudieron recurrir a la palabra literalmente entendida sino que trataron de hacer una representación, una simbolización de lo que fue la enseñanza central, el corazón de la enseñanza de Jesús, y así poder simbolizar, en lo posible, esa inefable revelación.

La verdad que nos trajo Jesús, la verdad del Dios Padre, es la Verdad absoluta. Una verdad que está más allá de las pobres y limitadas posibilidades de nuestro cerebro y nuestro corazón. Una Verdad que excede todas nuestras posibilidades de representación. Sabemos de su Verdad con una certeza inquebrantable, pero ni la podemos individualizar, diferenciándola de las otras verdades (toda diferenciación sería hija de una formulación, y la Verdad de Jesús no es ninguna formulación), ni la podemos acotar, ni la podemos representar ni la podemos transmitir con palabras, sólo simbolizarla, y la interpretación del símbolo, de la metáfora requiere indispensablemente del discernimiento para saber si se trata de un “desarrollo positivo bajo el influljo del Espíritu” o de una “degradación generada por una fuerza de gravedad insana. Ante la ambigüedad de lo bueno y de lo malo contenidos en la mezcolanza de experiencias que nos llegan a traves de la Escritura y de la Tradición, el recurso no puede ser como dice Lenaers un autoridad heterónoma, la del magisterio jerárquico, sino la última instancia tendrá que ser la propia y personalísima conciencia, que aunque imperfecta y ambigua, se basa en el encuentro personal con la divinidad, encuentro que encierra la única “revelación” que para mí es significativa, aquella que se me revela sin palabras, en el silencio de mi Yo profundo. El criterio definitivo para mí de validación de la verdad es ciertamente la “fidelidad” a mi propia conciencia y creo que es también definitivo para todos los seres humanos sin distinción.

lunes, 11 de octubre de 2010

PARTICIPACIÓN DE ELISA ZEAVERT AL CAPÍTULO V

"EL CRISTIANO NO HACE EL DIÁLOGO, ES EL DIÁLOGO EL QUE HACE AL CRISTIANO". (Paulo VI)

COMENTARIOS AL CAPITULO 5


Este capítulo, me ha ayudado a comprender la importancia que tiene la fuerza de la comunidad no cabe duda, que los apóstoles que vivieron y conocieron íntimamente a Jesús, desarrollaran lazos muy profundos entre ellos, y luego las primeras comunidades que se reunían a recordar las enseñanzas de Jesús, con qué fuerza sentirían la Presencia del Espíritu Santo. Por eso, cuando el padre Lenaers, le llama el Tesoro de la Tradición, siento, que es invaluable las experiencias que se plasmaron en la Sagrada Escritura, sobre lo que pensaron y sintieron los apóstoles, en los encuentros con Jesús.



Con el tiempo, la Jerarquía adquiere mayor poder, y con el afán de controlar a los fieles, la comunidad dejó de tener la importancia y sobre todo su participación en el caminar de nuestra Fe.



Hoy por hoy, en las celebraciones eucarísticas, los fieles permanecen ajenos a la celebración, nos han mantenido al margen, y nos hemos acostumbrado a que son los sacerdotes los únicos .autorizados a interpretar las Sagradas Escrituras.



La participación de la comunidad de Fe, es como una gran familia, con esa riqueza inigualable de cada uno de sus miembros, cuando comparten el alimento, sus pensamientos, sentimientos, cuando se medita sobre los signos de los tiempos en un marco de amor, de libertad, respeto,,,, qué diferentes serían nuestras celebraciones dominicales, cuando nos reuniéramos a compartir nuestra experiencia de la Presencia de Jesús entre nosotros.



Así lo dijo El:” Cuando dos o más se reúnan en mi nombre, ahí estaré Yo”.



Qué distante estamos de lograr esto, pienso que están labor de los laicos, acercarnos a nuestros sacerdotes y hacerles saber nuestro deseo de participación., quizá la postura de los laicos ha sido muy “ cómoda”, dejando que la Jerarquía tenga ingerencia en todo, creo que es el momento, de hacernos presentes, y recordándoles que la Iglesia es de todos, y la cabeza es Cristo. Y el Espíritu del Señor sopla en donde menos esperemos,,,El está en todos y en todo.



Otro comentario del capítulo, que me encantó, es acerca de que cada comunidad debiera celebrar su eucaristía de manera única , ya que cada lugar, tiene características muy especiales .



La Misión, la Visión de la Iglesia es la que Jesús nos enseñó, una gran comunidad de Vida y Amor, donde todos participemos en su crecimiento y desarrollo, y donde Cristo es la cabeza que nos impulsa a la búsqueda de la Verdad. Dios va a llevar a la Iglesia al Verdad Plena

viernes, 8 de octubre de 2010

Perro Guardían en la santa casa de la tradición, aportación de Gabriela Suárez

"EL CRISTIANO NO HACE EL DIÁLOGO, ES EL DIÁLOGO EL QUE HACE AL CRISTIANO". (Paulo VI)

Considero que lo que nos dice Leaners es cierto, la realidad jerárquica encarna las pulsiones peores de la naturaleza humana. Así como se constituyó la iglesia en el Concilio de Constantino por el interés por unificar su imperio y por el poder, considero que hoy en día la Jerarquía está enfocada hacia el poder y el dinero, intereses totalmente opuestos a los propósitos de Cristo.

La Jerarquía no fundamenta su derecho a limitar nuestra libertadad, en un mandato recibido desde las bases sino de un Dios heterónomo. Pienso que no tienen ninguna base sustentable.

Las relaciones que prevalecieron en la Iglesia eran como de dirigentes políticos y económicos, los cuáles hacían sentir su dominio a sus súbditos y éstos no podían cuestionar ni preguntar, sólo someterse.Hoy en día las personas empiezan a despertar su pensamiento crítico y sospechar sobre la solidez de los fundamentos en los que se basa la iglesia.

Considero que debe existir una Jerarquía debido a que el humano tiende a organizarse en estas estructuras.

Pienso que lo que ha faltado al aceptar la Jerarquía de la Iglesia actual es el pensamiento crítico. Hemos aceptado las reglas, las normas sin cuestionar ni razonar, accediendo el poder infalible de la Iglesia y de sus representantes.Pienso que no nos hemos dado cuenta que esto no es coherente con las enseñanzas de las escrituras ni de Jesús. Una jerarquía teónoma sería más conveniente, ya que la comunidad decide desde adentro, desde la base y por lo tanto, razona y cuestiona.

Estoy de acuerdo con las afirmaciones de Lenaers sobre los dogmas. Me gustó mucho como explican la definición de dogma, “decisión que uno toma en virtud de lo que se piensa”, “persuasiones comunes compartidas por un grupo grande o pequeño de representantes”. Los dogmas son entonces, obra humana. Esto no afecta mi proceso de fe. Cada persona ve de un modo diferente debido al tiempo, espacio, cultura, costumbres con las que crece y se desarrolla. Considero que lo importante en nuestra vida espiritual es no dejar de buscar la propia verdad y sí, los dogmas pueden ayudarnos en esa búsqueda, siempre y cuando no se impongan como verdades rígidas y garantizadas por un Dios verdadero.