martes, 1 de marzo de 2011

COMENTARIOS DE MA. DE LOURDES JIMÈNEZ C. AL CAPÌTULO X

"EL CRISTIANO NO HACE EL DIÁLOGO, ES EL DIÁLOGO EL QUE HACE AL CRISTIANO". (Paulo VI)

En este capitulo encuentro total comunión con Leaners al considerar que lo extraordinario de Maria, no es su concepción inmaculada, ni su virginidad pre o post partum, o su ascención a los cielos en cuerpo y alma,atributos que ademas de no entender, pienso que no tienen importancia, y que ni añaden o cuentan en algo para querer y admirar mas a la Santísima Virgen (como me he acostumbrado a decirle, no por virginidad biológica,sino espiritual), pues lo importante para mi en Maria, es saber que es la Madre de Jesus, y que como madre que fué de Jesus, fue la mujer que lo concibió, lo gestó, lo trajo a la vida y a la luz del mundo, para después alimentarlo, cuidarlo y acompañarlo en su crecimiento y contribuir en su formación como hombre de bien, y que seguramente en ese camino de su formación fue descubriendo junto con Jose que en Jesus su hijo, residía y vivía en toda su plenitud el espíritu de Dios, es decir, que en su hijo el verbo se había hecho carne, y que por eso a la vez que hombre, en Jesus su hijo, Maria y José también descubrieron al Dios vivo, por lo que su misión era el acompañarlo en su vida, y aun en su muerte, si esa era su voluntad. De ahí mi identificación y veneración por Maria, pues como madre que soy yo, me identifico plenamente con el dolor, el coraje y la profunda tristeza que para Maria debió haber sido el juicio, pasión y muerte de su hijo, rebelándose como madre, pero aceptando su voluntad como Dios, por motivos y fines que solo el podía comprender y ella solo aceptar y creer en el.

Maria es entonces mi ejemplo de madre que ama, cree y acompaña a su hijo en su trayecto de vida, que cree en sus enseñanzas, las apoya y las vive a plenitud. Creo que Maria nunca debio de haber aceptado el veredicto humano que decidió la muerte de su hijo, pero ante lo cual ella no tuvo más que acatar por el mismo respeto a la voluntad de su hijo. Su dolor, su tristeza, su soledad y abandono, están siempre presentes en mis oraciones, sabiendo que con la llegada del Espíritu, comprendió todo lo que no le era permitido entender, y solo así pudo vivir para completar su misión en la vida, y que cuando su vida en esta tierra termino, paso a formar parte de la esencia divina y vive y reina con el en el corazón de cada uno de nosotros en tanto estemos en esta vida material, para después seguir viviendo con ellos y en ellos, para siempre.
Coincido con Leaners en las razones y explicación que la jerarquia eclesiástica ha adoptado para hacer crecer el culto a Maria, con base en atributos y características, que en mi opinion no exaltan ni justifican el amor de los cristianos por la Madre de Jesucristo, y que el solo hecho de ser madre de Jesus, es suficiente para justificar nuestro eterno agradecimiento, amor y fidelidad a la figura de Maria. Yo por mi parte, esta es una realidad plena en mi, de ahi mi amor, respeto y admiración a esta mujer fuera de serie que solo quiero acompañar y amar. Todas las razones oficiales de ese culto desmedido y sacado de contexto que se profesa a Maria por las razones primeramente señaladas, me son irrelevantes, y después de la lectura del Capitulo X del P. Leaners, hasta me indignan como mujer.

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