sábado, 10 de octubre de 2009

LENGUAGE ORAL, ESCRITO, O EJEMPLO DE VIDA?

"EL CRISTIANO NO HACE EL DIÁLOGO, ES EL DIÁLOGO EL QUE HACE AL CRISTIANO". (Paulo VI)
1. ¿Consideras que cuando la Jerarquía católica habla le entienden los que pertenecemos a la Iglesia Catòlica? ¿Qué opinas del lenguaje que usa la Iglesia?
El lenguaje de la jerarquía católica es muy diverso, casi tanto como lo son los fieles de distintas clases sociales e incluso de las diferentes culturas y países. Sin embargo en mi opinión personal, al buscar sacerdotes en varias ciudades de México y Estados Unidos, he encontrado que el mensaje de la jerarquía católica tiene algunas grandes clasificaciones que sobrepasan a la minoría de los distintos grupos del clero. La primera clasificación que distingo es la que en su mensaje (y desde el lenguage que utiliza para predicarlo) abarca sermones rebuscados en palabras que sólo se encuentran en un diccionario de la lengua hiper-catedratizada (?)- que revuelcan, desmenuzan y a veces hasta trasgiversan el mensaje sencillo de Jesús. Pero alguien diría -"Ahora dímelo en Cristiano!" Hay jerarquía que pretende hablar en el idioma de los más entendidos, y en ese afán, proyectan cierta prepotencia y caen en lo que imagino que Jesús mismo vió en los doctores de la Ley, los Fariseos, los que creían tener el poder de ser los elegidos para entender y por lo tanto para juzgar. ¿No es esto contrario al mensaje de Jesús a fin de cuentas? La segunda clasificación grande que observo, con las limitaciones que mi propia experiencia implica, se da en la jerarquía que se vuelve repetidora de un mensaje anticuado, cómodamente memorizado y asimilado sin cuestionarse. Esta sección de la jerarquía ofrece sermones con palabras sencillas pero muchas veces impregnadas de prejuicios y falta de educación y formación humana en muchos sacerdotes de pueblos humildes, o de secciones sociales hiper conservadoras, no solo en los países del tercer mundo, pero tristemente en muchas parroquias y movimientos de actuar en países de primer mundo, dedicadas a las comunidades minoritarias. Esto es, muchos de los sacerdotes dedicados a la comunidad hispana en el sur de los Estados Unidos, provienen de seminarios en pueblos fronterizos, catequizando a la comunidad con lenguaje e ideas pre-conciliares, promoviendo un Dios castigador para el alcohólico, una certeza de infierno y purgatorio describiendo estos -como dice un pastor protestante - como si hubieran vivido ahí! Personas que se escandalizan cuando por ejemplo, en una emisión de radio hispana en Houston, discutíamos lo contradictorio que resulta el concepto de "Indulgencias Plenarias" por pasar por la puerta de San Pedro en el año jubilar. ¿No recibimos una llamada del sacerdote cuestionando si habíamos puesto en duda tal concepto? Pero esas son, afortunadamente dos clasificaciones de jerarcas, que aunque mayoritarias según mi observación y búsqueda, no son las únicas ni las que parecen tener más futuro. Observo una nueva clasificación de sacerdotes y obispos, agentes de cambio, gente pensante y cercana al concepto de Emmanuel, Dios en medio de su pueblo. Contados con los dedos de las manos, garbanzos de a libra, cuyo lenguaje inspira y consuela a la juventud que ya no reconoce el antiguo modo dominante de imponer el mensaje de Jesús. Cuyo mensaje consuela a madres y abuelas que se preguntan qué mundo les va a tocar a nuestros hijos. De dónde se van a poder "agarrar" para que su espiritualidad (ya no necesariamente su religiosidad) sea un apoyo a su realización y no un obstáculo para su autoestima y dignidad individual y fraternal con la humanidad.

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