domingo, 25 de abril de 2010

PARTICIPACIÓN DE IRMA VALDÉZ COMENTANDO EL CAPÍTULO 02

"EL CRISTIANO NO HACE EL DIÁLOGO, ES EL DIÁLOGO EL QUE HACE AL CRISTIANO". (Paulo VI)

Una idea de Lenaers que me “llamó” mucho fue esta: “en el pensamiento
teónomo hay un solo mundo, el nuestro. Pero éste es santo, porque
es la auto-revelación de aquel misterio santo que significamos con la
palabra Dios”.

Desmenucé estas frases, saboreándolas. Te copio aquí lo que escribí al respecto:

Esta sola idea me llega hondo y me conmueve profundamente.

Primero, habla de la existencia de un solo mundo y esto lo relaciono con esa conciencia de unidad que va cobrando fuerza y que me parece que, como humanidad, la vamos vislumbrando como la alternativa en que podemos acercarnos a la paz y a otros tantos valores como la justicia, la solidaridad…el amor. Por otra parte, en estos tiempos del mundo y de la Iglesia, donde en ocasiones el mal se manifiesta con elocuencia y pareciera permear la realidad en gran medida, leer que este único mundo es SANTO, es una maravilla: son palabras que encierran una esperanza inmensa, que necesitamos tanto. Si podemos hacernos más conscientes y sensibles a esa santidad de nuestro mundo, podremos escribir la historia desde un lugar diferente y más amoroso. Un lugar de más conciencia, y de un cuidado reverencial. Recuerdo ahora una idea de Heschel que dice que “la humanidad no perecerá por falta de conocimiento, sino por falta de aprecio”. Ese aprecio que no hemos alcanzado, o que hemos perdido en el camino implicaría para mí una especie de reverencia y de cuidado a la creación y va muy ligada con la conciencia ecológica que va expandiéndose en la humanidad en una forma inédita. Siguiendo con el texto de Lenaers, habla de Dios como “misterio santo”, y misterio es algo que aún siendo una realidad cercana, una presencia íntima en nosotros, es una realidad que no podemos abarcar o comprender en una forma total con nuestra mente, pero quizá sí desde nuestro ser profundo, en una forma existencial de comunión. (Misterio, según un diccionario del idioma, significa “arcano o cosa secreta en cualquier religión”, y “En la religión cristiana, cosa inaccesible a la razón y que debe ser objeto de fe”.)

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