martes, 24 de mayo de 2011

APORTACIÒN DE ALMA PATRICIA JIMÈNEZ DE ROJI SOBRE EL CAPITULO 13

"EL CRISTIANO NO HACE EL DIÁLOGO, ES EL DIÁLOGO EL QUE HACE AL CRISTIANO". (Paulo VI)

Capítulo 12


El mundo de los signos

Los Sacramentos como rituales.



Alma Jiménez C.



Los Sacramentos son signos sagrados no para recibir a Dios o al Espíritu Santo, sino para que yo, ser humano, haga conciencia de todas las bendiciones que Dios me da con su presencia en mi vida.

Dios siempre es amor incondicional, como la parábola de las diferentes jornadas de trabajo, su recompensa (Amor) es siempre absoluto y no depende de si yo trabajo más o menos en lograrlo, solo depende que yo disfrute más o menos de sus bendiciones, que me dé cuenta que siempre está presente.

En mi sentir, los seres humanos necesitamos que nos hagan saber que importamos, yo necesito saber que me estiman para mantener una relación de amistad, cariño, y amor.

Lo descubro a través de símbolos, agradezco desde una sonrisa, un abrazo, un beso cariñoso, tanto como una flor, un chocolate o un regalo.

Los disfruto y me hace que quiera más a esa persona que está presente con sus detalles.

Pero a través de los años las costumbres y las muestras de afecto han cambiado, no solo por cultura, higiene, adelantos tecnológicos o nuevas necesidades.

Pero aún así es sabido que la repetición de un acto se vuelve costumbre y así también necesaria, como el hecho de que me despida de mis seres queridos con un beso, el día que no es así, pienso si estará enojado o ya no me quiere.

También es necesario que las fechas y momentos importantes de mi vida, las comparta y las celebre con mis seres queridos, y cada año que pasa estaré más cerca de aquellos seres con los que comparto lo importante.

No me preocupa si fue Jesús, quien instituyó los sacramentos, o si estos son 7 o 100.

El paso de Jesús por la tierra, corresponde a una época, en un sitio geográfico, con personas que compartieron a su alrededor la cultura y las costumbres sociales y religiosas, en este entorno Él fue hombre de su tiempo, amigo, hijo, familiar, amó y se sintió amado, así estuvo presente, disfrutó y festejó y como hombre perfecto, su relación con Dios Padre fue saberse Hijo amado y lo mantuvo siempre presente y cercano en su vida diaria.

El querer seguir a Jesús me hace Cristiano y al respetar los Sacramentos, aunque no voy a participar en todos pues si me caso o no, o si soy sacerdote, o si nunca me enfermo y jamás recibo la unción de los enfermos, me hace tener siempre presente a Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Los sacramentos son símbolos sagrados porque me acercan a Dios y recibo su gracia no solo por el sacramento, sino porque esté me hace estar consciente de que Dios está presente.

Pues desde que me da la vida, todos los días están llenos de regalos gratuitos como mi Padre que me ama en abundancia, depende de mí, el estar abierto a saberme hijo de Dios y aceptar todas sus bendiciones, los Sacramentos me ayudan a aceptar públicamente que soy hijo de Dios y formo parte de esta familia de cristianos.

A través de ellos me doy cuenta de la presencia de Dios a lo largo de toda mi vida, desde el nacimiento, adolescencia, juventud, en el encuentro con el amor, en la enfermedad y la tristeza, los Sacramentos son símbolos de que yo creó en el amor de Dios y lo comparto con mis seres queridos aceptando públicamente que sigo los pasos de Jesús resucitado.

Dios me llena de bendiciones gratuitas (gracias) cada mañana que amanezco con vida, cada pedazo de pan que llevo a mi mesa, cada fuerza que me impulsa a trabajar y servir al prójimo, cada pensamiento positivo, cada regalo que recibo en la persona de los seres que me rodean, aun que yo no me dé cuenta.

El que pertenezca a la Iglesia Católica Apostólica Romana, es un camino que mis padres escogieron para mí cuando niño y que yo al crecer he aceptado como vehículo para llevarme a Dios, para que yo tenga a Dios presente en mi vida y me comporte como su hijo.

Solo puedo expresarme con lenguaje y experiencias humanas, mi idea de amor de padres me hace recordar que ellos me quisieron independientemente de que yo lo reconociera y fuera siempre agradecida.

Ellos festejaron todos los momentos importantes de mi vida aunque algunos yo no los haya compartido con ellos, siempre quisieron lo mejor para mí y aunque yo estuviera distante, ellos me esperaban con brazos abiertos y eso no por mis meritos sino por el amor de padres que me tuvieron.

Fue costumbre de mi familia hablar por teléfono con ellos todos los domingos, y aunque algunos domingos no hable, también entre semana hubo veces que quise hablarles, sin embargo no fue una exigencia sino algo que nacía del querer tenerlos presentes y por lo mismo no dejaron de quererme aún ausente.

Nunca los sentí lejos de mí, esto lo pongo como un ejemplo humano, mucho más razón si se trata de Dios, aunque creo que las costumbres, los ritos y símbolos, como son los Sacramentos, me permiten hacer un pequeño esfuerzo para no perder de vista el objetivo de tener a Dios presente en mi vida, nunca será por mi esfuerzo que Dios me quiera o me premie, la diferencia será solo para mí que sienta que pongo un granito de esfuerzo para no olvidar a Dios en mi vida dia

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