"EL CRISTIANO NO HACE EL DIÁLOGO, ES EL DIÁLOGO EL QUE HACE AL CRISTIANO". (Paulo VI)
LO MÁS IMPORTANTE PARA MÍ DEL CAPÍTULO 01:
Entiendo que lo que dice Lenaers es que el lenguaje que hoy utiliza la iglesia es básicamente de la Edad Media, por lo que para los que vivimos en la modernidad es un lenguaje extranjero, ya que no compartimos los mismos significados, por lo que será necesario “traducirlo” al idioma moderno.
Pienso que para traducir cualquier documento, el traductor debe saber ambos idiomas. Así también creo que para traducir el mensaje cristiano, el traductor debe saber porqué se eligieron esos símbolos y cuál era el mensaje de fondo. En ese sentido creo que es valioso también conocer y entender el contexto histórico para determinar qué cosa es el mensaje importante y qué cosa es sólo el medio para transmitirlo, el uso y costumbre de la época. Una vez sabiendo qué de esto es el mensaje podremos traducirlo al lenguaje moderno. Creo que si sólo criticamos el lenguaje, sin conocer el contexto, corremos el riesgo de tirar todo a la basura.
Me viene una imagen a la cabeza, una carroza que lleva dentro el mensaje cristiano. La pobre carroza lleva años y años caminando, está ya destrozada y camina junto a carros hechos con alta tecnología. La idea es pasar el mensaje a un coche moderno, el problema es que el mensaje tiene tanto tiempo en la carreta que hay partes como incrustadas en ella. Se requiere de un arduo trabajo como el que hace un arqueólogo para desincrustar el mensaje de la carroza y meterlo al coche. Si lo hacemos bruscamente o sin conocimiento corremos el riesgo de deshacernos de la carreta con todo y el mensaje.
Lo que creo que Lenaers critica es el que haya personas que cuiden más a la carreta que al propio mensaje, como que ya se confundieron y piensan que el mensaje es en sí la carreta. Yo creo que puede haber muchos que lo que amen ya no sea el mensaje mismo sino a la carreta y las comodidades que ésta les da, sin embargo también creo que puede haber muchos de buena voluntad y simplemente sienten que al tirar la carreta tirarán también al mensaje y tienen miedo. Sea como sea, este es un trabajo para todos aquellos que creemos que este mensaje puede ser valioso para nuestro tiempo y nos interese conocerlo y compartirlo.
2. Cuestionamientos propuestos:
¿Consideras que cuando la Jerarquía católica habla le entienden los que pertenecemos a la Iglesia Católica? ¿Qué opinas del lenguaje que usa la Iglesia?
Últimamente encontré a sacerdotes jesuitas que hablan muy claro, como de adulto a adulto y me han dejado gran riqueza, sin embargo, antes de encontrarlos me había costado mucho trabajo encontrar a un sacerdote que “aterrizara” el mensaje cristiano, que me hablara como si fuera una persona adulta, crítica, pensante y con posibilidad de aportar también algo a la iglesia. Generalmente salía enojada, frustrada o triste de las misas porque lo que escuchaba me hacía pensar que lo más importante era resaltar el pecado que el amor, la tragedia que la esperanza, la pequeñez que la grandeza humana.
¿Crees que éste sea un problema de lenguaje únicamente?
No, creo que es un problema integral. Tal vez mucho del problema comienza por lo humano. Desde la psicología alcanzo a ver mucha patología, tal como lo muestra el libro “La teología del gusano”. Parece que los sacerdotes ven a la gente como totales ignorantes necesitados de guía, de un papá autoritario que les diga qué hacer. Y no digo que algunos de ellos no sienta verdadero cariño e interés por su gente, pero la forma de darlo o de querer ayudar a veces sólo vacuna. También alcanzo a ver, en muchos casos, un nivel social, educativo y económico muy limitado, tanto de los sacerdotes como de la gente que asiste a la misa. También una necesidad de parte de los sacerdotes de demostrar que ellos tienen la verdad, de defenderla aunque pisen al otro, de controlar y denunciar quién está mal.
¿Qué entiende Lenaers por lenguaje?
Entiendo que para Lenaers el lenguaje, desde un punto de vista más amplio, se trata de “volver accesible a otros aquello que es puramente interior, ofreciéndoles de este modo la oportunidad de tomar parte de ello.” Entiendo entonces que el lenguaje tiene una misión: a través de lo verbal y lo no verbal transmitir eso que está en nuestro interior y que deseamos compartir, para lo cual nos valemos de todos los elementos con los que contamos y que forman parte de nuestra propia cultura y realidad.
Lenaers utiliza la metáfora de “envoltorio” y “contenido” ¿crees que en la Iglesia se deba cambiar únicamente el “envoltorio” de su mensaje o también su “contenido”?
Yo misma estoy algo confundida sobre lo que es el envoltorio y el contenido. Tengo la intuición de que el contenido más importante sigue presente y es muy elemental: el amor, o como lo diria el Dalai, AQUELLO QUE TE HACE MÁS COMPASIVO, MÁS SENSIBLE, MÁS DESAPEGADO, MÁS AMOROSO, MÁS HUMANITARIO, MÁS RESPONSABLE, MÁS ÉTICO”, pero no sé hasta dónde lo demás es envoltorio o parte también importante del mensaje. Creo que se necesita de expertos para ayudar a definirlo.
Respecto a los contenidos (los dogmas) ¿crees que éstos deban cambiar? ¿Cómo cuáles?
Me imagino que el rezo u oración que contiene los principales dogmas de la Iglesia es “El Credo”. Cuando lo reviso me surgen dudas casi en cada frase, en especial cuando dice que la Iglesia es una Santa, Católica y Apostólica y que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
A partir del siglo XV con el renacimiento humanista, luego con la Ilustración, la modernidad y la postmodernidad, la humanidad ha vivido una serie de cambios de época, de cultura. Tal mutación cultural ¿crees que afectó al cristianismo? Lenaers dice que parece que la jerarquía católica aún no lo ha digerido, ¿qué crees tú?
Creo que como estructura institucional se quedó estancada, al igual que muchas otras que están también en crisis actualmente como el gobierno o la educación, ya que los cambios han sido tan rápidos y fuertes que no han alcanzado a adaptarse o a reestructurarse para dar respuesta a las problemáticas actuales.
La Modernidad tiene una importancia decisiva: las ciencias modernas, la cultura, la democracia, el pensamiento racional, comienzan a emerger emancipados de la teología. De estos cambios se han derivado algunos males pero también grandes bienes y hoy está surgiendo un pensamiento al margen de la Iglesia, porque ésta en “su imagen del mundo y de la humanidad, así como la imagen de Dios mismo, se ha quedado en la Edad Media, mientras que la sociedad occidental se aleja de ésta a una velocidad cada vez mayor”, nos dice Lenaers concluyendo que el lenguaje cristiano ha quedado como “idioma extranjero para la gente que siente y piensa de acuerdo a los tiempos modernos”. ¿Cómo te sientes tú como cristiano? ¿Crees que esta afirmación del P. Lenaers corresponda a la realidad, a tu realidad? ¿Podrías poner algunos ejemplos?
Sí, considero que es para mí una realidad como ya lo comenté en mi primera respuesta.
Los cambios de la Modernidad nos exigen bastante más que revisar “el centralismo romano, la democratización del autoritarismo eclesiástico, el acceso de la mujer al sacerdocio, el derecho a votar en la elección de obispos o la supresión del celibato obligatorio…” Será preciso revisar la visión total del mundo, “el mundo de los pensamientos y representaciones”. “Sin esta renovación (de la modernidad) la iglesia no tiene ningún futuro en el mundo moderno”.
El prudente Lenaers percibe que a más de uno se asustará con sus afirmaciones y, por ello, le aconseja “no lo leas (este libro), si no tienes ningún problema con la Iglesia católica romana, con su manera de pensar y de hablar… De lo contrario te vas a enojar y no poco”.
Nos preguntamos de nuevo ¿cómo actuaría nuestro simpático párroco en el pueblito montañés? ¿habló o se calló? Y si habló ¿cómo crees tú que lo haría? ¿cómo lo harías tú según vas leyendo el curso?
No estoy segura, creo que antes de mostrar un cambio hacia el exterior es importante generarlo en el interior, si no se vuelve pura imagen falsa, así que espero que poco a poco yo vaya permeando lo que vaya aprendiendo o reflexionando en mis actitudes, palabras y acciones de una manera natural. Supongo que también hay momentos “de verdad” o críticos en los que hay que hablar o callar, tal como lo hizo el mismo Jesús. Supongo que habrá que descubrir cuáles son esos momentos para cada uno.
De nuevo nuestro amigo deja clara su intención: quiere dirigirse a aquellos que están a punto de tirar al bebé con el agua del baño y a aquellos que, como él mismo, han vivido las formas de la iglesia de antes pero ahora “viven una postura ambivalente respecto a ésta, en una mezcla de amor y rechazo”. ¿Qué piensas tú, cierras el libro o sigues con él?
Yo sigo con él porque creo que puede ser la esperanza para que el mensaje cristiano, que de acuerdo a lo que he podido experimentar es sumamente valioso, pase de la carroza al coche último modelo y llegue a tantos que lo necesitamos.
miércoles, 3 de marzo de 2010
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