miércoles, 11 de noviembre de 2009

DIALOGANDO CON MA. DE LOURDES JIMÉNEZ C.

"EL CRISTIANO NO HACE EL DIÁLOGO, ES EL DIÁLOGO EL QUE HACE AL CRISTIANO". (Paulo VI)

QUERIDA LULI:

Me gustaron mucho tus reflexiones tan bien redactadas, reflexionadas, coherentes y profundas. Se ve que estás sumergiéndote cada vez más en el misterio profundo de la fe y eso es lo que yo creo que nos va a ir descubriendo el verdadero sentido de la vida y por tanto nos llevará a una felicidad profunda.

Me parece muy importante cómo mencionas que “lo irrenunciable, es el mensaje profundo y origen de la experiencia fundante de la Iglesia cristiana, establecida sobre el testimonio de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo”. Creo que ese testimonio nos llegó en forma oral, de anuncio, de proclama, pero lo que en realidad transformó la vida de esos primeros seguidores de Jesús fue su encuentro existencial con El, eso fue lo que les hizo ver la vida de otro modo y ver que una vez que experimentaron el encuentro con Dios a través de Jesús, todo lo demás les resultó relativo. Esto, dice Lenaers es el núcleo o el logo de la fe, esto es la fe.

La fe, o el logos, es por tanto una EXPERIENCIA, no un conocimiento, no un anuncio, ni siquiera un testimonio que finalmente nos viene de otros. La experiencia surge dentro de nosotros, el encuentro se da entre tú y El, y es único, irrepetible, insustituible como la persona humana es única, irrepetible e insustituible, por tanto la relación que surgirá de ese encuentro entre Luli y Jesús es única, irrepetible, insustituible.

Nos dice Lenaers: “Todo puede cambiar y desaparecer en el imaginario mítico cristiano, lo crucial es que descubramos con infinito respeto y agradecimiento que tales creencias míticas fueron el vehículo de un LOGOS para generaciones de creyentes y que este núcleo de fe, el “encuentro vivo y siempre nuevo con la realidad divina “es la esencia del cristianismo”.

Esto mismo nos va a llevar a ver el Antiguo Testamento no como palabra directa de Dios, que sólo habla al corazón de cada hombre, sino como el relato de las experiencias de aquellos que creyeron haberse encontrado con el misterio divino, con el Otro, el Sin nombre, el Sin forma, a quien llamaron sin darle un nombre, sólo unieron las letras de las prerrogativas que creyeron que tenía ese Ser, y de ahí sacaron “Yahvé” y a ver Nuevo como el relato de las experiencias que tuvieron aquellos que creyeron encontrarse con la divinidad a través de Jesús.

Nos dice también Lenaers que “se creía que las formulaciones tradicionales comunicaban información de acontecimientos; pero no, son expresiones míticas de vivencias espirituales subjetivas profundas.

Esto lo veremos más profundamente en el capítulo IV, vas a ver qué interesante está.

Finalmente, y también a partir de lo que llama Lenaers ‘contenido’, ‘mensaje’, “núcleo”, incluso ‘mercancía’ del producto cristiano, o sea la experiencia viva de encuentro personal con Dios, TODO es relativo, y de un esquema mental teonómico, ya que nos damos cuenta de que el esquema mental heterónomo es, además de erróneo, obstáculo para darse a entender en la cultura moderna, en esa misma medida habrá que abandonarlo”.
Esto significa no es suficiente, aunque sí esencial, para una fe adulta vivir la experiencia del encuentro de fe que incluye el compromiso con el pan del hermano, sino que también es necesario despojar esa fe de toda su carga mitológica que la ha deformado. Y esto lo podemos iniciar aprendiendo a discernir en los testimonios y escritos del pasado la letra y el espíritu, incluso en Jesús, sujeto como todos, por su cultura, al pensamiento heterónomo…
Y esto es precisamente la tarea de la teología hoy, desmitificar y a la vez descubrirnos el logos profundo de nuestra fe que se encuentra no en la letra sino en el espíritu del mensaje de Jesús. Y eso es lo que tú estás haciendo ya en forma muy seria, por lo que me siento orgullosa de tener una hermana cristiana pero a la altura de su crecimiento humano, que pertenece a ese grupo que dice Lenaers de cristianos comprometidos que buscan el logos de su fe, a la par que una espiritualidad o una relación más profunda con Jesús, nuestro camino al Padre, aunada a una conciencia crítica.
Una oración muy bella representante de un espíritu “teonómico” es la reflexión que les envié con el material de la primera parte del capítulo 3, se llama “TÚ ESTÁS DENTRO".

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