miércoles, 29 de junio de 2011

PARTICIPACIÓN DE ELISA ZEAVERT AL CAPÍTULO XIV SAC. MATRIMONIO

"EL CRISTIANO NO HACE EL DIÁLOGO, ES EL DIÁLOGO EL QUE HACE AL CRISTIANO". (Paulo VI)

MATRIMONIO: SACRAMENTO DEL AMOR




Hablar del matrimonio en unas cuantas palabras, no es fácil, sin embargo, no cabe duda que es un aventura que nos da la oportunidad de ir descubriendo el verdadero significado del Amor.

“ La boda”, es una hermosa celebración donde los novios, son el centro de atención, aun hasta la fecha el asistir a una boda me llena de alegría y entusiasmo, hay cierta vibración de energía y vida que no podemos negar.

Cuando es que esa nube blanca llena de luz, se empieza a poner gris?...y caen lágrimas de desilusión ante la realidad que se hace presente. Por supuesto, el amor no se da en un paquete cerrado como regalo del cielo, esa chispa, ese signo de amor, está ahí, abajo, en lo profundo, esperando ser descubierto, y es que el ego, inflado de lo que yo esperaba, de lo que yo quería de lo que yo necesitaba, tantos yos, que ocultan al nosotros, y los diálogos se vuelven monólogos….. se construyen muchas barreras de soledad y tristeza.

Quienes tienen la dicha de sobreponerse a los vientos fuertes del huracán y hacer surgir esa chispa que brilla en el interior, se dan cuenta que el Amor, que un día los unió los lleva a niveles de un vida común, con el desarrollo de virtudes como es la paciencia, la tolerancia, comprensión, ayuda mutua, el diálogo verdadero,etc, que se asemeja a lo que significa aprender a amar día a día- esa empatía con nuestra pareja que tantas veces nos falta.



Las paredes se pueden derribar, las nubes negras pueden soltar todo ese cúmulo de sufrimiento y soltar todas esas ilusiones, y expectativas que vagaban en un mundo irreal.



A veces se tienen que vivir muchas experiencias para aprender realmente el significado del amor, pero ese Sacramento de Amor que se inició ese día de compromiso mutuo, se va transformando y purificando para borrar los límites de donde termino yo y empiezas tu. Es tanta la identificación de dos personas que se han amado a través de los años, que sus gestos sus conductas, sus “mañas” se vuelven similares, y es cuando nos recuerda las palabras del Evangelio, de Jesús: “ Seamos Uno como Tu y Yo somos uno”.

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