domingo, 27 de marzo de 2011

APORTACIÒN DE ALMA PATRICIA JIMÈNEZ DE ROJÌ SOBRE CAPÌTULO 12

"EL CRISTIANO NO HACE EL DIÁLOGO, ES EL DIÁLOGO EL QUE HACE AL CRISTIANO". (Paulo VI)

APORTACIÒN DE ALMA PATRICIA JIMÈNEZ CODINACH AL Capitulo 12


Pan integral en vez de chocolatinas.
¿Hay una vida después de la muerte?
Leer este capitulo como cristiana, me ha hecho reflexionar si soy cristiana de verdad o solo de palabra o por costumbre.

Al ver ¿quien es y como vivió Jesús? Judío de su tiempo, raza, costumbres, tradición y parte de una religión que existía y evolucionó durante cerca de 2000 años antes que él.

Jesús como Mesías viene a traer una Buena Nueva, “Dios me ama”, como Padre, tuyo y mío por lo tanto somos hermanos.

Un Padre que ama, quiere ver a sus hijos felices, plenos, seguros, exitosos y hasta hermosos, con los ojos del más grande amor incondicional.

Jesús predicaba “El Reino de Dios está cerca”, ¿Cuándo? ¿Dónde? Aquí en la tierra o arriba en el cielo, a mi muerte o ahora, también dijo “ama y haz lo que quieras”, el Reino de Dios se presenta como un paraíso, felicidad eterna, el cielo, paz y armonía.

En un mundo donde auténticamente somos hermanos, somos con igualdad de derechos de herencia, pues venimos del mismo origen y fuimos creados por amor.

En la medida en que vivo al Dios de Jesús, me salvo, actúo por amor y no por miedo, que puedo temer si Dios está conmigo, Dios me ama y quiere lo mejor para mi.

Si sigo a Jesús como ejemplo, veo que en la vida tengo una misión, fui creado para instituir el Reino de Dios en el mundo que me tocó vivir, hacer presente en mi el amor de Dios en mis acciones, en otras palabras servir, entregarse, amar.

Para poder dar, tengo que estar conciente de que estoy llena de amor para dar testimonio, y ser Mesías, o intentar serlo, buscando liberarme del miedo que me paraliza y de las tentaciones que bloquean mi misión, el egoísmo contrario al amor, el olvidarme de ser hermano, el juzgar, el querer ser superior.

Entre más me permito el ser testimonio, más participo de la vida eterna, porque Dios es uno y eterno.

Jesús dijo: “el que me ve a mí, ve al Padre”, nunca hablo de castigos o reprimendas para infundir miedo o recompensas y premios para comprar favores.

Hablo solo con sus actos, dando testimonio de la justicia, bondad, amor al prójimo, sin diferencias ni prejuicios.

Voltear la mejilla es testimonio de su certeza,”Si Dios está conmigo, quien contra mi?”

Si nada me separa de Dios, tampoco la muerte porque estando en Dios, Dios es vida eterna, así Jesús fue entrega hasta de su vida porque al perderla ponía en primer lugar la certeza de estar en Dios y volvió al Padre, principio y fin.

No me preocupa que hay después de la muerte, no creo en amenazas ni premios.

Creo en hoy, esta vida que intento vivir en forma coherente y que rezo “Que venga a nosotros tu Reino” y trato de poner mi granito de arena para que “Así sea”.

Alma Jiménez

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