sábado, 9 de abril de 2011

RESPUESTA DE ANA LAURA JIMÉNEZ C. A LOS COMENTARIOS DE ELISA ZEEVAERT AL CAPÍTULO 12

"EL CRISTIANO NO HACE EL DIÁLOGO, ES EL DIÁLOGO EL QUE HACE AL CRISTIANO". (Paulo VI)

MI RESPUESTA A ELISA


ABRIL 9, 2011

Querida Elisa: a pesar de lo difícil que fué este capítulo nos envías una preciosa y profunda reflexión sobre este delicado tema. El dejar a un lado los premios y los castigos eternos y el saber que es en este tiempo que nos ha tocado vivir donde tenemos la oportunidad de encontrar la felicidad verdadera como dices, nos produce un reacomodo interior que tiene que ver con todo lo que hacemos.

Esas programaciones infantiles como el que Dios finalmente pondría todo en su lugar y que este valle de lágrimas algún dia sería el gozo eterno, hoy las cuestionamos y despertamos a una nueva manera de vivir mucho más libre pero también más responsable, el pan integral como dice Lenaers en vez de las chocolatinas, hoy sabemos que no es tarea de Dios impartir justicia humana, y la justicia divina se está realizando en todo momento. Para Dios todo está en orden en cada instante. No tiene que reparar ningún desequilibrio porque para Dios el injusto es el que se daña a sí mismo en primer lugar.

Cuando pedimos a Dios que imponga “justicia” le estamos pidiendo que actúe como actúan los poderosos. Dios no puede actuar contra nadie por muchas fechorías que haya hecho. Dios está siempre con los oprimidos, pero nunca para concederles la revancha contra los opresores. Esta es la clave para entender al Dios de Jesús.

Qué difícil es mantener cuando muchas veces, ante las mayores injusticias, Dios se calla. Es muy difícil armonizar este silencio de Dios con la insistencia en la eficacia de la oración. Dios no puede hacer justicia, tal como la entendemos los humanos. Algo tiene que cambiar en este discurso. No tenemos que esperar en la acción puntual de Dios, sino descubrir su presencia en todo acontecer y en toda situación.

El silencio de Dios me obliga a profundizar en la realidad que me desborda y a buscar la verdadera salida, no la salida fácil de una solución externa del problema, sino la búsqueda del verdadero sentido de mi vida en esa circunstancia, como dices, así podremos construir nuestras vidas plenamente con sentido y significado.

No cabe duda, nos dices, que como persona y como humanidad, vivimos en un proceso de crecimiento y desarrollo, y que hoy puedes entender la ilusión de la otra vida, y empezar a construir el cielo en el aquí y en el ahora, que sólo existimos según la Presencia de Dios en nuestro interior, esa energía llamada Amor, que nos une a todos los seres humanos desde nuestra misma y que cada uno participa de manera única y personal.

Muchas gracias por tus reflexiones que nos enriquecen tanto, gracias por tu esfuerzo de continuar en la búsqueda, no dejes de seguir enviándonos tus participaciones.

Te mando un fuerte abrazo

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