martes, 21 de septiembre de 2010

COMENTARIO DE ANA LAURA JIMÉNEZ A LA APORTACIÓN DE MA. DE LOURDES JIMÉNEZ SOBRE EL CAPÍTULO V

"EL CRISTIANO NO HACE EL DIÁLOGO, ES EL DIÁLOGO EL QUE HACE AL CRISTIANO". (Paulo VI)

Después de una amplia exposición acerca de lo que Luli considera que la Tradición, ella considera que no podemos hacer de ella un “articulo de fe”, o  “verdad inamovible” y “dogma”, pues como expresión o interpretación humana que es, está sujeta a un contexto y condiciones particulares y personales, culturales e históricas de los intérpretes que la formulan y, por tanto, es palabra contingente y movible, según el “espíritu de los tiempos”. Necesitamos hoy una Tradición y un Magisterio que nos de a conocer el núcleo central del mensaje cristiano que se desprende de la vida, muerte y resurrección de Cristo, pero en términos de un lenguaje actual y efectivo que llegue y sea comprendido por el cristiano de todos los tiempos, es decir, que no se quede atrapado en formulas y símbolos de comunicación que sirvieron a otras generaciones pero que ya no le dicen nada o poco al hombre de hoy y cristiano actual. Por eso, nos dice Luli, que a pesar del gran respeto que le merece esa Tradición para entender el mensaje cristiano, cuando esa Tradición deja de ser vehiculo efectivo de conexión y unión de Jesucristo con su pueblo, cuando el mensaje ya no dice nada o poco al corazón sediento del cristiano con su Dios, cuando inclusive puede ser esa Tradición percibida por los fieles como ajena, insensible o hasta contraria con el testimonio cristiano (de perdón, curación, inclusión y comprensión que fue la vida de Cristo entre los hombres), considera que no tiene por que ser considerada como parámetro a seguir por los fieles católicos, y por tanto es procedente exigir de la asamblea eclesial y de su magisterio, un  cambio y ajuste a la enseñanza magisterial en términos no solo de un lenguaje más claro y accesible, sino inclusive revisionista del contenido de ese mensaje que antes canalizo directo al corazón de los fieles la doctrina de Cristo, y ahora, ha perdido esa actualidad y eficacia, por que ya no es fundamental o vital para el cristiano de hoy.

Sin embargo, Luli nos dice que esta exigencia a la asamblea eclesial y al Magisterio de realizar un discernimiento actualizado a nuestra culturam no debe ser  únicamente un discernimiento  subjetivo e individual del cristiano en su vivencia y experiencia interior y personal con la divinidad, sino que debe ser comunitario ya que como Iglesia,  nos involucra a todos los católicos. Lenaers asigna al presidente de cada asamblea el cumplimiento de esta misión, pero cuando los presidentes de nuestras asambleas creyentes sea a nivel Iglesia Universal, como diocesana y parroquial, no cumplen su misión, tenemos que hacerlo nosotros, los laicos.

Creo que el diálogo que pretendemos en nuestro curso y a través de nuestro blog, es una muestra de cómo hoy podemos juntos, y de acuerdo a nuestra cosmovisión, ir descubriendo, como nos dice Luli, “el núcleo central del mensaje cristiano que se desprende de la vida, muerte y resurrección de Cristo, pero en términos de un lenguaje actual y efectivo que llegue y sea comprendido por el cristiano de todos los tiempos, es decir, que no se quede atrapado en formulas y símbolos de comunicación que sirvieron a otras generaciones pero que ya no le dicen nada o poco al hombre de hoy y cristiano actual.


No hay comentarios:

Publicar un comentario