jueves, 18 de noviembre de 2010

APORTACIÓN DE MA. DE LOURDES JIMÉNEZ AL CAPÍTULO 7

"EL CRISTIANO NO HACE EL DIÁLOGO, ES EL DIÁLOGO EL QUE HACE AL CRISTIANO". (Paulo VI)

COMENTARIOS AL CAPITULO 7, "LO QUE SUPERAN LAS PALABRAS" DEL LIBRO "OTRO CRISTIANISMO ES POSIBLE" DEL P. ROGER LEANERS
En mi opinión este capitulo viene a cerrar muy atinadamente un ciclo que inicio con los capítulos 1 a 6 del libro, en el que el P. Leaners explica por que una visión teológica heteronoma o impuesta "desde arriba"en la Iglesia Católica, esta amenazando con a acabar con la Institución precisamente por resistirse esta a través de sus órganos jerárquicos a permitir que sople una visión teonomica, es decir "desde abajo" o desde el mundo espiritual y material de los fieles, el verdadero sensus fidelis, que pueda expresar las necesidades mas basicas que en materia de su fe e identificación con Jesus de Nazaret, demandan los cristianos del Siglo XXI .

En este capitulo 7 se expresa con toda claridad como el problema del lenguaje y de las imagenes que tenemos y usamos sobre Dios, y sobre nuestras creencias en relación a ese Dios, requiere de una actualización, redefinición o redimension que facilite el entendimiento y comprensi'on de nuestra fe, nuestra vida como cristianos, y no tanto se ocupe de mantener las reglas de interpretación formal que han estructurado y organizado al Edificio jerárquico que es la Iglesia hoy en día.

Si bien Leaners destaca el problema que para los cristianos representa comprender al Dios Cristiano conforme a nuestros conceptos y lenguaje, pues estos conceptos y lenguaje responde a una dimensión puramente humana que no puede ni remotamente comprender o penetrar el misterio de lo divino, de lo neumenico, lo cierto es que ese lenguaje, esos conceptos, esa mente, esa imaginación es con lo que contamos como seres humanos para expresar su espirito y su alma, sus sentimientos, ideas y niveles de comprensión, en síntesis, sus anhelos y experiencias de lo divino, de la que de antemano sabemos que no podemos saber nada, y mucho menos comprenderla, pero que si experimentamos y atisbamos en nuestra vida y que testimoniamos como una fuerza de amor supremo y desmedido, que nos envuelve, nos rebasa, nos arropa y nos acompaña a lo largo de nuestra vida, y que solo queremos poder mejor vivirlo, descubrirlo, compartirlo y profundizarlo con los otros. El riesgo de descansar en las palabras, lenguaje e imagenes producto de nuestro limitado mundo humano, es querer dotarlas de autoridad y verdad inamovible e imponerlas como descriptivas de esa esencia divina, cuando en realidad, como lo dice Leaners, no debemos de perder de vista que ese lenguaje, esas palabras y esas imagenes, no son mas que muletas o instrumentos que nos permiten expresar nuestra vivencia y necesidad de Dios, cambiable, contingente y personal. Es un lenguaje que sabemos que es figurativo, por lo tanto, imperfecto, limitado, incompleto e impreciso, y como tal debemos estar conscientes que no es descriptivo del ser de Dios, sino solo de nuestra vivencia o experiencia de Dios, por lo que no podemos divinizarlo y pretender que ahí se encuentra la única y verdadera palabra de Dios. Son nuestras palabras y no las de Dios.

Así pues, si bien las palabras , como dice Leaners no son m'as que dedos que apuntan hacia algo totalmente distinto, los cristianos sabemos que en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo tenemos el camino que nos conduce al verdadero destino.

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